Kalasatama Smart City
Un reciente artículo del New York Times describe el emergente distrito residencial de Kalasatama en Helsinki, Finlandia, en lenguaje espléndidamente ambiental. Imágenes de la vasta zona que abarca unas 53 hectáreas muestran un bloque urbano relativamente aburrido en el norte de Europa, que algunos podrían incluso describir como un barrio algo sombrío dada su ubicación en la lluviosa y ventosa costa de una capital tan al norte como Helsinki; fotografías a escala de ceniza hacen poco para crear una impresión ventajosa. Sin embargo, una mirada más atenta a las características que están llevando a este distrito a ser descrito en publicaciones internacionales revela una historia más compleja y cautivadora.
Kalasatama forma parte del desarrollo de un plan urbano para una región de la capital finlandesa que, como muchos otros sitios urbanos occidentales post-industriales, necesita urgentemente una regeneración. Junto con el aumento de la demanda de viviendas en la capital, la atención se centra claramente en la transformación de Kalasatama en un distrito residencial. Lo que hace que este esquema sea tan diferente de otros esquemas de regeneración en los centros urbanos es que incorpora un replanteamiento radical de la vida urbana y comunitaria.
Por ejemplo, las casas de Kalasatama incorporan de manera prominente paneles solares eléctricos, forman parte de una red de sistemas de calefacción geotérmica, y todas las ventanas están provistas de triple acristalamiento para aumentar su eficiencia energética; una red de recogida de basura de alta velocidad cubre todo el distrito de Kalasatama; el concepto de "sostenibilidad" se ha incorporado aquí activamente como principio rector. En uno de los edificios del distrito de Kalasatama, llamado Sumppi, los promotores trabajaron junto con los compradores incluso antes de que comenzara la construcción, creando más y nuevos tipos de espacios públicos compartidos de los que normalmente ofrecerían. Compradores establecieron una serie de principios rectores comunes en reuniones animadas: los mejores sitios del edificio se reservarían para uso de la comunidad, y cuando hubiera que tomar decisiones más complejas, el resultado tenía de hacer la vida más divertida, más fácil y más barata para todos los habitantes.
Los espacios compartidos del edificio incluyen dos grandes saunas en la planta superior del edificio con magníficas vistas; un jardín en la terraza con espacio para clases de yoga en grupo y barbacoas de verano; hay instalaciones de lavandería compartidas; la planta baja tiene una gran sala de estar común con sofás y sillones, dando la impresión de un club privado. Junto con esta ambición de crear espacios comunes para todos, surgió un sentido de participación comunitaria, así que cuando Finlandia cerró sus fronteras debido a la propagación de la pandemia COVID-19, se formó un comité interno de coronavirus, dirigido por dos médicos. Los residentes cuidaban de sus vecinos en la cuarentena, hacían sus compras y cocinaban para ellos cuando era necesario.
Esto es quizás lo más emocionante de tal desarrollo, centrado en el desarrollo de una comunidad: la creación de un lugar donde la gente se sienta cuidada. Al participar activamente en el proceso creativo, los residentes han ayudado a crear lugares relevantes en su propio edificio y, a su vez, han logrado generar un sentido de orgullo y pertenencia. Además, este tipo de desarrollo participativo ha ayudado a impulsar la creación de otras tipologías en Kalasatama: viviendas compartidas desarrolladas por los propietarios y viviendas multigeneracionales. Estas casas en sí mismas son más pequeñas que otros nuevos desarrollos en el mercado, pero donde una quinta parte del espacio total se reserva para espacios comunes como gimnasios, cines, bibliotecas, salas de música, jardines y terrazas.
¿Qué el precio de este tipo de desarrollo guiado por los compradores? Uno de los bloques de Kalasatama tuvo como resultado un precio de aproximadamente 5.000 euros por metro cuadrado, pero para poder poner esto en contexto, un proyecto dirigido exclusivamente por el promotor en otro barrio de Helsinki tuvo como resultado 8.000 euros por metro cuadrado; el precio medio de una casa en Helsinki es de 4.323 euros por metro cuadrado*. El objetivo de revelar los valores de las empresas guiadas por los compradores es mostrar que hay formas de ahorrar cuando los compradores participan en la creación de sus casas, y, lo que es crucial, esta participación da lugar a residentes más comprometidos, más felices y más centrados en su propia comunidad.
Kalasatama en Helsinki ofrece una alternativa inesperada y bienvenida a los tipos de urbanizaciones que parecen dominar cada vez más las ciudades europeas. Existe entonces una alternativa a la vida atomizada en un bloque de pisos, donde los habitantes no son meramente vecinos anónimos, pero si ciudadanos participativos.
* Es importante considerar estos precios en el contexto de una economía avanzada del norte de Europa. En el contexto portugués, el costo medio de las casas nuevas en el primer trimestre de 2020 fue de 1209 euros por metro cuadrado, y aumentó a 1950 euros por metro cuadrado en Lisboa. Esta chocante disparidad en los precios de la vivienda entre estos dos países europeos es un indicador de complejas diferencias estructurales - que están fuera del alcance de este artículo.